La rabia es una de las emociones más fuertes que se sienten en muchos momentos. Proviene de una experiencia emocional arcaica que choca con situaciones actuales, conecta con tus recuerdos y dispara tus mecanismos de defensa.
Cuando sucede algo que te duele, una forma de reaccionar frente a ese dolor puede ser con rabia, como un disfraz tras el que te escondes para tapar tu dolor, y evitar sentirte vulnerable o frágil.
En este artículo te hablaré de ello....¿preparada para conocerte con tu rabia?
Cómo gestionar la rabia, esa es la cuestión
Tras la emoción de rabia hay, en muchos casos, un deficiente aprendizaje de gestión emocional en la infancia.
Cómo gestionar la rabia es algo que se aprende siendo muy pequeños. A penas con unos pocos meses de vida ya interiorizas la estrategia que adoptarás para mostrar o no tu rabia. Aprendes a reprimirla o a expresarla de manera inadecuada, en función de los gestos y reacciones que se producen a tu alrededor, sobre todo en tus padres, cuando la muestras.
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La forma que tienes de gestionar la rabia puede esconder miedo
Ten en cuenta que la emoción de rabia que no expresas no muestra lo que necesitas, y por tanto, las necesidades inherentes a la situación en la que sientes esa rabia, queda fuera de tu conciencia, y con pocas posibilidades de ser cubiertas. La consecuencia es, que quedan desatendidas con frecuencia, produciendo malestar. El efecto que esto provoca es acumulativo.
La mala gestión o, para que me entiendas mejor, el mal manejo de tu emoción de rabia hace que no respondas adecuadamente en tus acontecimientos cotidianos.
Para qué sirve gestionar la rabia
Es la emoción más fuerte físicamente, la que tiene más energía. Sirve para defendernos, poner límites, demostrar lo que nos molesta. Desencadena comportamientos agresivos.
- Origen: surge de vivir una situación propia o ajena como injusta.
- Función positiva: actúa como motor de arranque, para moverte y cubrir tus necesidades.
- Función negativa: es corrosiva cuando no se expresa a tiempo. Desencadena el resentimiento y el rencor, por no haber obtenido lo que querías en un momento dado.
- Canal de expresión saludable: físico. Destruyendo el objeto de la rabia.
Normas para expresar la rabia
Cuando no sabes cómo gestionar la rabia, te pierdes sus funciones positivas
La rabia nace de un sentimiento de injusticia, y si no la gestionas, ese sentimiento te provoca rencor y resentimiento
Saber cómo gestionar la rabia crea una base segura en ti
No pasa nada por expresar tu rabia o por sentir lo que que sientes. Entrar en esta conciencia te da una base segura en la que te puedes expresar y además, obtener protección y amor, sin reprimir tus sentimientos. Hace falta que incorpores permisos internos para llevar a cabo la expresión de tu ser y formas más adecuadas de manejarte con tu rabia.
Tus emociones a veces te son ajenas
Las emociones son algo complejo que en ocasiones no comprendes, te parecen extrañas, te sobrepasan, no las asocias ti. Incluso, desearías que no existiesen o no sentirlas.
Con ayuda de un terapeuta haces tuyo lo que sientes y con responsabilidad aprendida, lo dejas ver. Cuando lo haces frente a alguien que te comprende y apoya incondicionalmente, sin juzgarte, iniciar un camino de crecimiento. Elige frente a quién te abres a expresar lo que sientes, para que el resultado de la experiencia no sea un nuevo condicionamiento, cada vez.
Sobre la base de tu crecimiento emocional puedes sentirte libre y en equilibrio
La realidad es que cada emoción te informa de una parte importante de ti que tienes que atender, y cuando tomas conciencia de cómo gestionar la rabia, de cómo y para qué la escondes, abres un nuevo camino de satisfacción, bienestar autonomía y autenticidad.
Cómo gestionar la rabia sin terapia
Para liberar la tensión que produce la rabia en el cuerpo, hay que hacer actividades que supongan descarga física de energía: morder, dar puñetazos a objetos, romper periódicos, deporte de intensidad, dar patadas, el grito gutural, etc.
Una forma muy potente de cómo gestionar la rabia es escribiendo una carta.
Muy útil sobre todo si tienes con alguien un conflicto sin resolver que no te deja avanzar. Con la carta vas a sacar a la luz lo que sientes, vivirlo plenamente, descubrir qué hay debajo (por ejemplo, puedes descubrir que debajo de un gran enfado hay un temor escondido), e incluso perdonar.
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Gestionar la rabia a través de la escritura es liberador
No se pretende que esta carta se lea a nadie, sino simplemente que te sirva de ejercicio. Después te recomiendo que guardes sólo los párrafos dedicados a la última parte, y quemes el resto.
Instrucciones:
Elige un lugar y momento tranquilos, en el que no vayas a ser interrumpida. Crea un ambiente especial, elige la situación con la que quieres trabajar, coge papel y boli, y empieza a escribir a la persona por la que sientes rabia, siguiendo este orden:
1º Cuenta lo que te enfada, deja salir todo lo que sientes, sin filtros. (no te importe hacer acusaciones, usar tacos, etc..)
2º Añade lo que te hace sentir triste, y te hace daño en esa situación, ya sin acusar.
3º Cuenta lo que te da miedo en esa situación. Dejar salir tus fantasmas. cuando hablas de ellos, se hacen más pequeños.
4ª Incluye lo que sabes que hiciste de más, tu metedura de pata, o lo que pudiste hacer de otra manera.
5º Cuenta lo que aprecias de la otra persona, lo que te hace o te ha hecho feliz. Aquello por lo que le estás agradecida/o.
Prepárate para experimentar todos los sentimientos que afloren, para drenarlos, y dejarlos ir para avanzar.
En las últimas partes de la carta llega la toma de conciencia que te permite avanzar
Cómo gestionar la rabia con terapia
En terapia o en un trabajo personal de gestión de las emociones guiado, el profesional te acompaña a que toques los botones claves de tu experiencia, esa que te produce la rabia, en la que vives la injusticia.
Al accionar esos botones saltan los resortes y las reaccionas automáticas, integradas a costa de cómo aprendiste a hacerlo en tu etapa de niña, según tuviste permitido y fuiste aceptada con tu rabia o sin ella.
Tu reacción frente a la rabia, si es defensiva, busca protegerte de conectar con una herida antigua
Una herida antigua, que aún duele o da miedo: la de no ser amado. Esa es la conclusión a la que llegas de niña, de forma inconsciente cuando percibes que no te aceptan con alguna parte tuya, como es la de manifestar o expresar tu rabia.
En terapia se observa la rabia y se te permite ser con ella
El terapeuta te lleva a evocar la situación de injusticia, para que aflore la emoción de rabia y los mecanismos que elaboras con ella. Te acompaña mientras atraviesas el miedo de sentir tu propia rabia, te contiene mientras aparecen el resto de las emociones asociadas, que había bajo la rabia, y cuando pasa el torrente, te ayuda a mirar la situación sin toda la tensión que antes nublaba tu mente. Revisa tus pensamientos, y te guía para adoptar nuevas actitudes, con las que puedes tener una comprensión más amplia y salir del sentimiento de injusticia. Cuando este cede, la rabia también cede.
El respeto y aceptación de tu rabia te ayudará a sentir que es adecuado mostrarte con lo que sientes.
Conclusión
Tanto si lo haces por tu cuenta, como si eliges cómo gestionar la rabia con ayuda de un profesional, es muy necesario que lo hagas, de manera saludable, sin olvidar las tres normas mencionadas, y que debes cumplir: no hacerte daño a ti mismo, no hacer daño a otro, y no destruir ningún objeto de valor, para no sentirte culpable a posteriori.
Espero que hayas disfrutado del artículo y que con lo aprendido, te cueste menos saber cómo gestionar tu rabia. Déjame tu comentario.
Un abrazo
Ana Eló